Capítulo 1
El Encuentro
Parte 4
La princesa
Por Coco
Se despertó de pronto, una extraña sensación la había embargado aunque recordaba muy poco lo que había soñado. Había visto a su hermana llorando, a su padre molesto y tenía la sensación que era por algo que había hecho ella y eso la desconcertaba, no recordaba una sola ocasión en la que su padre se hubiera molestado con ella en serio; también estaba él, estaba segura de eso. Soñaba con él casi todas las noches pero era la primera vez que no había sido agradable.
Se levantó de mal humor, era demasiado temprano para hacer algo, abrió la ventana pero la mañana era muy fría y no tuvo más remedio que cerrar. Llamó a su ayuda para que le preparara un baño caliente, y como no le gustó la temperatura del agua regañó a la pobre chica que se desvivía por atenderla. Por si fuera poco para el voluble carácter de la menor de las hijas del Rey, las ondas de su cabello no estaban colaborando y eso terminó de irritarla.
Molesta, cansada y con hambre salió de su habitación. Por la hora, Palacio estaba en plena acción, en cada habitación encontraba personas trabajando, haciendo limpieza y ocupadas con los preparativos. Ni su hermana, ni las damas de compañía habían bajado aun y se estaba aburriendo, así que fue en busca de su hermano. Ferdinand estaba en su habitación, ella entró sin tocar a la puerta; el valet acomodaba la levita y ella se dejó caer en un sofá cerca de la chimenea.
- ¿Desde cuando tu te levantas tan temprano?
- No dormí bien. ¿Por qué no hay nadie despierto?
- ¿Cari, has visto la hora?, falta media hora por lo menos para que veas a papá pedir su café. Hatty desayuna con él, su esposa aparece para el café de sobremesa.
- La Reina.
- Su esposa, la Reina era mi madre. - Cari acomodó un cojín y suspiró, comenzaba a aceptar que presionar a su hermano para que aceptara a la segunda esposa de su padre no era la mejor forma de suavizar su actitud.
Se habían quedado solos en la habitación y Ferdinand se acercó para darle un golpecito en la nariz a su hermana.
- ¿Qué soñaste? - La princesa subió lo hombros e hizo una mueca para confirmar que no lo recordaba. Desde siempre, cada vez que Cari tenía una pesadilla se aparecía en su habitación-. Deberías comer menos golosinas antes de dormir, sobre todo si quieres deslumbrar a cierto caballero.
- ¡¿Cómo te atreves?! - El cojín golpeó en la cabeza a su hermano que se lo regresó con la misma puntería.
- ¿Has hablado con Hatty? - El cambio fue brusco y la seriedad en el rostro de Ferdinand evidenciaba que el tema le resultaba muy poco agradable.
- Lo intenté, pero ya la conoces. ¿Sería muy malo si fuera cierto?
- ¿Tu qu´ crees?
- Hatty no haría una tontería de ese tipo... ¡¿Hatty?!, es imposible que haga algo incorrecto ya la conoces.
- Los rumores...
- No puedes hacer caso de rumores, además es Hatty. No hay nadie más bueno, noble y aburrido que ella.
- No seas mala.
- No soy mala, la adoro, tu lo sabes, ¡pero es Hatty!. Además, quien cree que puede deshonrar a la familia eres tu, no yo.
- Solo quiero estar seguro, cuando hablé con ella del español casi se desmaya. Por eso necesito que averigües si es necesario intervenir, antes que nuestro padre se entere. - "O que ocurra algo más grave", pero eso no se atrevía a decírselo a su hermana menor.
- Igual papá quiere que se case.
- Jamás con un tipo como ese. Primero la casaría con un palafrenero. Además no me extrañaría que haya pensado casarla con Lord Macfadyen.
- ¡No! - pese a lo decidido de su respuesta había sido casi un susurro.
- Cari, ya lo hemos hablado. Un Macfadyen nunca va a ser la primera opción de papá.
- ¿Demasiado poder?
- Demasiado poder. Papá le tiene mucho cariño a tu Macfadyen, pero es demasiado peligroso depender tanto de una familia que tradicionalmente ha sido contraria a los Strigo.
- Su papá y el nuestro eran mejores amigos.
- Amigos es una cosa muy diferente a una unión política.
Cari se esforzaba por comprender el delicado vínculo de los Macfadyen y los Strigo, pero estando de por medio el interés que sentía por el heredero de la casa Macfadyen, nada la convencía de lo útil que sería la unión de las dos familias. La unión de ella con el Par del Reino, claro está. La posibilidad de una unión entre su hermana y él le resultaba dolorosa. Se había quedado callada y su hermano, que buscaba algo, la veía de reojo; no le gustaba ponerla triste pero sabía que ella necesitaba ser mucho más consiente de la realidad del reino.
- Ferd, ¿vas a contarme por qué estás tan raro últimamente?
- No es nada.
- Ayer volviste a pelear con papá.
- La única persona con la que el Rey no pelea es contigo.
- Puedo hablar con él.
- No es necesario, todo va a estar bien. - Ferdinand se había acercado a su hermana y la abrazaba-. No estés triste. Papá jamás haría algo que te lastime. Tu podrías cambiar todo en el reino si quisieras y papá estaría encantado.
- Ferd, te quiero mucho.
- Y yo a ti ardillita.
Cuando dejó a su hermano quería creerle, pero un miedo que no podía explicar se había apoderado de ella; habría querido contarle a Ferdinand todo lo que había pasado pero no se había animado. Después de comer fue con Ilona al viejo ático de la torre norte para hablar con ella. Cari se había encontrado en casa de su madrina la Marquesa de Calderot a Lord Macfadyen, ella creía que seguía de viaje y estaba triste. Macfadyen la había encontrado en la biblioteca con los ojos llorosos y ella le preguntó porque había regresado antes de su viaje, cuando lo escuchó decir que era por ella dejó de llorar y él la había besado; se estremecía de felicidad al recordarlo. Aun la estaba besando cuando alguien se acercó a la biblioteca y se habían separado sin poder hablar de lo ocurrido, por eso esperaba impaciente poder verlo a solas esa noche.
Son adorables los hermanos. Espero le vaya bien a Cari con Lord Macfadyen.
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