martes, 22 de abril de 2014

Capítulo 3 - Parte 1

Capítulo 3
Caminos inesperados


Parte 1
Mujeres


Por Coco

Tras el asesinato de Nicholas la tensión en el Reino era evidente,  pero aun entonces podían encontrarse breves momentos de calma. Al día siguiente Holmes había realizado una detallada inspección con la esperanza que la nieve le diera alguna respuesta, pero esa noche había caído la última nevada y el jardín no ofrecía más que la vista de un desierto helado. Viera por donde viera las respuestas faltaban, había interrogado a muchas personas y ni él, ni Fassbender lograban encontrar una pista para decirle a un colérico Frederick, lo que quería escuchar. Fuera del círculo de confianza del Rey, era muy poco lo que había trascendido, aunque Holmes tenía la certeza que tampoco era mucho lo que ellos sabían. Un día completo de investigaciones no había arrojado nada y el segundo comenzaba.

A la mañana del tercer día La Duquesa partiría rumbo a Peony Hall y las miradas estaban fijas en el Rey. Aunque se esperaba que participara de la fiesta de fuego en honor a su hermano, por todos era conocido que el reino en esos momentos negociaba un importante acuerdo de paz y la presencia del soberano en la capital era esencial para el buen resultado. Fassbender esperaba que los llamaran a Palacio para rendir cuentas ese mismo día. El Rey quería una cabeza que ofrecer para el Adiaŭ Fajro y ellos debía proveerle la más adecuada. El Coronel Fassbender se ofreció para interrogar nuevamente a la hermana de la Reina.
- Será mejor que te comportes.
- Suenas como mi madre.
- Es la hermana de la Reina. - Holmes conocía mejor que a nadie a su amigo, eran demasiados años trabajando juntos como para ignorar las debilidades que lo hacían famoso. - Las aguas no están como para estar enamorando a esa chiquilla.
- ¡Esa chiquilla es toda una mujer! - Su actitud de mujeriego empedernido hacía que Sabine, que tomaba el café con ellos, pusiera los ojos en blanco.
- ¿Eric, por qué no eliges a una doncella de buena familia y te casas? - El Coronel casi se había ahogado al escuchar a Sabine y tosía con expresión de niño asustado; los Holmes reían por su actitud. Era una breve momento de paz en medio de la tempestad que los rodeaba.
- ¿Es que acaso mi madre y mi padre se han posesionado de ambos? Es demasiado temprano para tratar esos temas. Todo lo que he dicho es que en un rato más me dirijo a Palacio para hablar con esa adorable criatura.
- Ten cuidado con lo que haces.- La voz de Sabine tenía un tono enigmático que hizo que Holmes, absorto en su periódico, levantara la vista. En todos sus años juntos, leer a su esposa era una habilidad que no había desarrollado. Ella lo vio con expresión de adoración y tras un guiño que no revelaba nada, siguió hablando con Fassbender. Al terminar el café, Sabine le recordó a su esposo que iba a pasar por Peony Hall, él quería hablar con La Duquesa antes que partiera a Firepark y se ofreció a acompañar a su esposa. Fassbender se dirigió a Palacio, no sin antes recibir más regaños por algo de lo que se declaraba inocente. 
A Fassbender le pareció que Palacio resultaba lúgubre. Nefertari se encontraba en compañía de las princesas y sus damas de compañía, la Reina estaba indispuesta y no recibía esa mañana. Al Coronel rara vez una mujer le pasaba desapercibida. Notó que de las princesas la más afectada parecía ser Hatty, tenía los ojos muy rojos y se veía pálida y demacrada. Cari, en cambio, se veía vibrante y mucho más atractiva que la última vez que la había visto. Pero a diferencia de su actitud usual donde se dejaba admirar con deliciosa coquetería, se mantenía en silencio, reservada y silenciosa; Cari estaba en compañía de la joven que parecía su sombra y cuyo nombre, Fassbender siempre olvidaba. La única de las damas que no estaba presente era Pía, que se encontraba en la capilla rezando por la memoria del Duque; en ella Fassbender si que reparaba, la nívea y tímida belleza que había llegado del bajío era siempre motivo de admiración.

Nefertari caminaba a su lado y repitió lo mismo que ya le había dicho, la joven estaba muy concentrada hablando y recordando, por lo que no notaba ni la coquetería, ni las miradas, ni la excesiva cercanía de Fassbender. Una puerta se cerró con violencia y el príncipe salió de una habitación. "¡Ella no es mi madre!" la ira en su voz era incontenible y al pasar junto a ellos dirigió una mirada a Nefertari y a Fassbender que hizo que la joven diera una paso atrás. Nefertari comenzó a caminar con dirección a la biblioteca y se le veía furiosa. Entró como un torbellino y de no ser porque el Coronel detuvo la puerta la habría azotado también. 
- ¡¿Quién se ha creído que es?!... y no me diga que es el príncipe.- Fassbender sabía que Ferdinand consideraba a Cara una usurpadora del lugar de su madre y que la relación con su padre había sido muy tirante en los últimos años, pero no era un tema que le interesase. Lo que sí le gustaba es que la joven hablara con él de un tema distinto al asesinato.- ¿Se va a quedar callado? Ya se que es el príncipe, no es que sea tonta, pero igual no es más que un muchachito malcriado. ¿Qué se cree, qué puede tratar mal a mi hermana? Si él es el príncipe, ella es la Reina. Si yo estuviera en lugar de Cara ya le habría dado un par de azotes como a un niño para que aprendiera a respetar... Ya se que no se puede, no tiene que verme cómo si estuviera loca. 

La joven se paseaba de un lado a otro de la biblioteca con tal coraje que Fassbender no estaba seguro de qué decir, o si debía decir algo. Estaba claro que no era cuestión de hablar mal del príncipe y menos en Palacio; pero verla airada, indignada y roja de la cólera, además de saber que estaba diciéndole algo que no le decía a nadie, lo hacía verla aún más irresistible.
- Estoy cansada de pasar de un encierro a otro. Este horrible lugar con todas sus normas y sus hipocresías me fastidia, me asfixia, sabe. ¿Qué va a saber? Y encima tener que aguantarme esto. Pero no la voy a dejar sola, ¡Sólo eso faltaría!. ¿Vio esa mirada altanera que nos dirigió? Tan superior, tan altanero, tan... ¡Ah!... ¡Tan idiota! Hay personas a las que quisiera golpear fuerte en el rostro y ese malcriado es el primero en mi lista. ¡No me diga que es un pacifista! - Nefertari, que no había parado de dar vueltas en la biblioteca de pronto se detuvo y lo vio como si no supiera que estaba con ella.- ¡¿Qué hace ahí?! ¿Nadie le ha dicho que es de mala educación escuchar pensamientos ajenos?... ¡Y vuelve la burra al trigo! ¿Cuántas veces va a preguntarme lo mismo? ¿Qué no tiene nada mejor que hacer?... ¡Ah, qué fastidio! ¡Todos los hombres son iguales!

Dicho lo anterior salió con tal indignación de la biblioteca, dejando a Fassbender con una expresión de absoluta incredulidad, al salir casi tumba a la pobre Ilona que caminaba en compañía de La Duquesa. Nefertari, saludó a Elle y desapareció por un pasillo, llevando de la mano a la pobre Ilona que le había dicho que Cara quería hablar con ella. Fassbender desde la puerta y La Duquesa a mitad de pasillo, las veían alejarse sin evitar una sonrisa atónita ante la fuerza que desprendía la hermana menor de la Reina. 
- Señora mía, a sus pies.
- Tan galante como siempre Coronel. Seguro que esa joven no tarda en darse cuenta.- Fassbender muy a su pesar se sonrojó y se acomodó el cravat como quien no entiende lo que le han dicho.- Con su permiso.- Elle fijó sus ojos en los de Fassbender, de tal manera que el Coronel sintió que ella era capaz de leer sus pensamientos, le sonrío poniéndolo nervioso y se alejó. La energía que desprendía esa mujer resultaba magnética, pero no con la incontrolada fuerza de Nefertari; "Así que así sería si lograra controlarse". Fassbender sonreía por influjo de La Duquesa, pero pensaba en Nefertari.

Elle tenía muchas cosas que arreglar antes de partir a Firepark. Holmes había hablado con ella y se daba cuenta que estaban en un callejón sin salida, tampoco sus averiguaciones daban frutos y ella tenía a La Orden respaldándola, aunque él no sabía nada de eso. Era necesario hablar con todos, pero eso la ponía en una situación peligrosa, no podía permitir que nadie se fijara en Darcy, que averiguaran sobre él, porque eso era igual que averiguar sobre su pasado, o peor aun, ponerlo en peligro. Sabía que Darcy estaba en Palacio, Holmes le había dicho que iba a hablar con Lord Macfadyen y su invitado y esperaba que ella pudiera interceder para hablar con la princesa Carîtas, el Rey no quería que su hija se viera envuelta en ese tema.

Hatty se alegró mucho al ver a La Duquesa, quería ofrecerle consuelo, aunque al final fue Elle quien tranquilizó a la joven princesa y consoló su llanto. Carî estaba muy preocupada por su hermana y se desvivía en atenciones y acariciaba los dorados rizos mientras le contaba historias de galantes caballeros que rescataban princesas. Elle sabía que Hatty adoraba a Nicholas y se quedó a su lado hasta que se quedó dormida de tanto llorar. Acompañó luego a Carî a sus habitaciones, necesitaba hablar con ella en privado. Carî se sentó en el rellano de la ventana abrazando sus piernas en un gesto adorable y muy poco apropiado para una princesa.
- Yo sé que parece que solo Hatty está triste. Todos creen que soy tan diferente a mi hermana que resulto superficial... pero... .- Carî se había quedado en silencio, el brillo usual en sus ojos se había opacado.
- Todos vivimos el dolor de manera distinta, nada más.- Carî fijo sus grandes ojos marrones en Elle y dos lagrimas cruzaron su rostro.- Nicholas te quería mucho, sabes. Le recordabas mucho a tu abuela, decía que esos ojos que te había heredado eran capaces de dejar a cualquier hombre sin aliento y que tenías el mismo espíritu que ella.
- Él siempre cuidó de mi. Siempre estaba curando mis heridas... - Elle cerró los ojos intentando controlar el dolor que sentía, "También a mi curaba me curaba las heridas...".
- No quería hacerla sentir mal.- Carî se había movido a los pies de La Duquesa y había tomado sus manos para reconfortarla. Elle no pudo evitar sonreír al notar como esa chiquilla a la que todos acusaban de irreflexiva y voluntariosa ponía su pena de lado para consolar. Era lo mismo que había hecho en esos días, había visto el dolor de su hermana y de su padre y se guardaba lo que sentía para poder ofrecerles consuelo. "Nicholas no se equivocaba con ella".- Es sólo... es sólo que...
- Que al mismo tiempo estás muy contenta y te sientes culpable.- Fassbender tenía razón, cuando Elle se lo proponía leía a las personas como libros abiertos.- No te sientas culpable. A Nicholas no le gustaba la tristeza, era un alegre e incurable romántico. Su Adiaŭ Fajro va a ser el más hermoso que puedas imaginar.- Carî recostó su rostro en la falda de La Duquesa y durante un largo rato se quedaron en silencio, hasta que la princesa se animó a hacerle una pregunta que la mortificaba.
- ¿Usted sabe, cierto?
- ¿Que te entrevistaste a solas con Lord Macfadyen y que algo ocurrió entre ustedes? Sí, lo se.- El rostro de Carî palideció y luego se sonrojó.- Nadie más lo sabe, a menos que alguno de ustedes lo haya mencionado. Él es un caballero, así que además de ustedes dos, lo sabemos Ilona y yo. No me veas así, no es muy difícil imaginar que se lo has dicho, ustedes dos son inseparables y esa chiquilla te adora y jamás te traicionaría... ¿Carî, aun eres virgen?
La princesa se levantó como si un resorte la hubiera movido, estaba demasiado avergonzada como para hablar y se quedó fija frente a la ventana. Elle no necesitó nada más para confirmarlo, antes de preguntarlo ya sabía la respuesta. Era importante que Carî se hiciera responsable de sus actos, ya no era una niña.
- Lo que ocurrió podría tener graves consecuencias. Estas cosas no son un juego. Carî... ¿fue voluntario?
- ¡El jamás me haría daño! - El rubor, el nerviosismo, la vergüenza, todo había desaparecido dando paso a una seguridad y una fuerza que le recordaban a Elle otra historia, una que conocía demasiado bien.- Fui yo... - La última oración fue un susurro, pero había un brillo muy particular en sus ojos al decirlo, quedaba claro que la princesa no se arrepentía.
- ¿Él ha dicho algo?
- Que no merece tanta dicha. Quería hablar con papá, pero... - Los ojos de Carî volvieron a opacarse por la culpa... guardó silencio y un leve temor se reflejó en su mirada.- ¿No cree Macfy que me ame?
- ¿Él no te lo ha dicho?
- Después que… que… pasó… se escucharon los gritos de Nefertari. Me dijo tan solo que necesitábamos hablar y que confiara en él… Está en el Palacio, pero no se si me atreva a hablar con él y menos a preguntarle si me ama… me moriría de la vergüenza… .- La Duquesa sonreía, 'te has atrevido a otras cosas, pero no a hablar de amor'.

Carî le contó a La Duquesa todo lo que había ocurrido, su plan para entrevistarse con Espronceda, la confusión y su entrega. A Elle le parecía inverosímil que justo ella hubiera seducido a Macfadyen en lugar de ser la seducida, pero siendo Carî, ¡Carî!, todo era posible.
- Nunca le digas esto a él, no debe saber que esperabas a otro hombre para una reunión a solas. Hay cosas que el hombre que amas no entendería. El Rey va a enviar a los tres a Firepark conmigo, en Palacio es demasiado peligroso que hables con él, pero no se si tu Lord...
- ¡Macfy!
- ... si tu Lord va a asistir.- Elle sonreía, no como cuando necesitaba hacerse dueña de la situación, era una sonrisa auténtica.- Te pareces a tu tío, también tu tienes poderes curativos. Carî, hay muchas cosas de las que debemos hablar. ¿Puedo confiar en no permitirás que pase nuevamente?.- La mirada de la Princesa se lo dejó claro.- Carîtas, conoces a tu padre y la relación de los Strigo y los Macfadyen. Además, para el Rey aun eres una niña y no se si acceda a que te cases.
- Pero eso no quiere decir, que Macfy y yo… que Lord Macfadyen… ¡eso no quiere decir que tenga que dejar de verlo!
- Es exactamente lo que quiere decir.
- ¡No voy a dejar de verlo!
La Duquesa se levantó y también ella fue a la ventana, ya no sonreía, eran demasiados los recuerdos. Ella también había luchado, ella también había amado... Sabía que los planes de La Orden eran otros, pero todo había cambiado con la muerte de Nicholas. Además, Lord Macfadyen era el hombre más poderoso del reino, debía encontrar una solución. Más relevante aún, debía cumplir la última voluntad de Nicholas, esa era su prioridad. 
- Carî, toda decisión que tomamos libremente trae consigo consecuencias, buenas y malas. Si vas a actuar como una mujer adulta, debes hacerte responsable de tus consecuencias. No sólo se trata de decir que si, ahora todo te parece perfecto, pero debes entender lo que haces. No te digo que necesariamente algo malo va a ocurrir, te digo que tengas presente que muchas cosas pueden pasar a causa de lo que decides.

Elle habló con ella de todo lo que necesitaría saber. Luego de sacar cuentas, La Duquesa respiro aliviada, al menos de un tipo muy concreto de 'consecuencias' no había que temer, al menos esta vez. Durante el resto de la mañana le habló de esponjas, pesarios medicados, flujos, ciclos, y jeringas irrigadoras. Al principio Carî la escuchaba espantada, pero poco a poco comenzó a preguntar más. La Duquesa había sido educada en la ilustración y le sorprendía cómo una joven instruida de manera tradicional y romántica pudiera tener tantas inquietudes y no asustarse con esos temas. Carî tenía millones de dudas, pero algunas quería compartirlas con él y con nadie más.
Cuando La Duquesa supo que la Reina estaba en cama, pidió permiso para visitarla. La Reina se había levantado, aunque no se sentía del todo bien no le gustaba sentirse enferma. Cara que solía sentirse muy sola en Palacio, había llegado a considerar a Elle como una aliada. Les llevaron un pequeño servicio a la sala privada de la Reina, un hermoso y acogedor refugio en el que nadie podía entrar sin su permiso y en el que nunca entraba el Rey, aunque él lo había reservado para ella. Ninguna de las dos tenía apetito, pero Elle se esforzó por alimentarse, era imposible escapar a las costumbres y a ella se la había instruido para sobrevivir, y estando las cosas como estaban no podía flaquear o enfermarse. Cara en cambio casi no probaba bocado. La comida estaba compuesta por un caldo ligero de vegetales sin crema, un spanakorizo que olía estupendamente, stifado de conejo con un refinado gusto a canela y un exquisito graviera cretense rebosado en miel. El Rey había contratado un cocinero griego que atendía directa y exclusivamente a su esposa, un hombre gentil que se desvivía por cumplir cada deseo de Cara y que hacía que las comidas que preparaba para ella y sus invitados los transportaran a las mismísimas islas griegas.
Los profundos círculos oscuros al rededor de los ojos de Cara indicaban que si había dormido era muy poco, además se le veía pálida. Elle sabía que la salud de la Reina había estado delicada y suponía que los acontecimientos recientes la habían afectado, pero había algo más, aunque no imaginaba qué podía ser. Aun así, la Reina era una compañía muy agradable y su conversación siempre resultaba interesante. Para la sobremesa se les habían unido Nefertari y Carî, y se les había ofrecido tentura de Patras, aunque era muy poco lo que la Reina misma había bebido.
- Si Frederick lo autoriza, me gustaría mucho acompañarlos al Adiaŭ Fajro.
- ¿Segura que te sientes bien para el viaje? - Nefertari la veía inquisitiva y no parecía muy segura de la decisión de su hermana.
- Es muy importante para la familia, y para Frederick asistir en estos momentos es imposible. Además este ambiente es el que me enferma.
- Yo misma le diré a papá.- Carî se levantó y tras darle un beso a Cara, se fue derecho a hablar con el Rey, o a imponer su voluntad, según todos sabían.

Elle se retiró de Palacio con más inquietudes que con las que había llegado. Tampoco ese día vio a Darcy, había evitado a toda costa acercarse al salón en que sabía que estaba Holmes reunido con ellos. Al día siguiente partiría a Peony Hall y suponía que pronto él regresaría a Inglaterra. Una pila de correspondencia se acumulaba y se encerró en la biblioteca para revisarla, la mayoría eran asuntos de negocios. Fue clasificando por prioridades, necesitaba reunirse con sus administradores y tomar decisiones; Nicholas siempre la involucró en sus negocios así que por lo menos estaba familiarizada con lo que leía. Un sobre llamó su atención, estaba húmedo y no tenía remitente; al abrirlo sólo encontró una carta de la baraja, la reina.

6 comentarios:

  1. Cuantas cosas están sucediendo, parece que Holmes y Fassby siguen en las mismas, sobre todo fassby que se distrae con una facilidad.
    Hay Cari, es dominante pero muy divertida, seguro dirá lo bailado nadie me lo quita jeje, me gustó ver tan maternal a Elle aconsejando a la princesa. Sobre la carta, seguro es de la orden, a ver que pasa ahora. Capítulo intrigante y que me deja más dudas para variar jaja, gracias Coco.

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    1. Dudo sinceramente que una madre le explique esas cosas, en ese tiempo, a una hija jaja. Yo la veo más en plan hermana mayor/tengo un interés puntual/no sea que metas la pata. Me da mucha risa que siempre ves a Elle como si fuera una señora grande y esta chica jaja
      Gracias por pasar.

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  2. Jajja me da risa, si es que en mi cabeza creo mis ideas de cada personaje, ahora la veré de otra forma, es que de veras no se espera tanta sabiduría, experiencia y poder de una mujer tan joven, bueno pero si las princesas también son de la edad, entonces se muestra el poderío femenino en general en el fanfic jaja, no me había percatado pero son las que llevan la batura de todo jaja. Saludos =D

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    1. Bueno, de la edad no son, Hatty tiene 18 y Cari 17. Cara y Elle si tienen edades similares, La Duquesa tiene 26 cuando inicia la historia. Pero recuerda que ella es fruto de La Orden, ha estudiado y la han preparado para ser como es ;)

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  3. Que buen episodio, como siemrpe me quedo con más intrigas que cuando empecé a leer..jajjaj....me encantaron las explicaciones de la duquesa a Cari...jejej...por alguien se tiene que enterar de como funcionan las cosas.
    Me encanta el Coronel Fassbender, antes no le había prestado tanta atención como ahora....a veces viene bien releer las cosas,,,se hacen descubrimientos...

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    1. Y todo lo que falta por leer del Coronel coqueto! jaja Se va a volver muy importante en la historia... ya verás.

      Gracias por pasarte y comentar!!

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