jueves, 17 de abril de 2014

Capítulo 2 - Parte 7

Capítulo 2
Un baile en Palacio


Parte 7
Culpa


Por Coco

Tras la muerte de Nicholas y el final del baile, había mucho que Holmes debía controlar. Era necesario hablar con muchas personas, saber qué habían visto u oído, pero debía hacerse con calma, controlando la información que saliera o entrara a Palacio. El Rey lo llamó urgentemente a sus salones privados. Al llegar se encontró de frente con la romaní, además de ella se encontraban algunos consejeros reales, Fassbender, el capitán de la Guardia de Palacio, el de la Guardia de la Capital, Van Helsing como Capitán de la Guardia del Rey y Elle. Holmes no apartaba la vista de La Duquesa. Que la adivina estuviera presente era cosa de esperar, el Rey nunca tomaba decisiones importantes sin consultar con Xauen; pero ella no tenía ni la mitad de la influencia que la joven y enigmática cuñada del Rey. Aún así, siendo la más afectada, se habría esperado que se encontrara en compañía del resto de mujeres.
- Querida mía, lamento importunarla cuando se bien el dolor que debe tener.- El Rey muy pocas veces actuaba con tanta consideración y ternura, pero era evidente que él mismo sufría profundamente por la muerte de su hermano.- Mi queridísima niña, yo he estado en su lugar y sé que nada de lo que diga traerá calma a su corazón, pero le aseguro por el honor de los Strigo que se llegará hasta las últimas consecuencias para hacer justicia. La memoria de nuestro Nicholas va a honrarse.
Se decía en el reino que pocas miradas tenían el efecto que la de La Duquesa, y Holmes comenzaba a aceptar esa teoría; una sola mirada suya había hecho que el mismo Frederick apartara la vista. Había sido cosa de un instante, más que suficiente para que Holmes se percatara de lo ocurrido, pero nadie más se había hecho eco de esa impresión. Las órdenes del Rey fueron muy claras, no se daría ningún paso sin consultarlo; además de dar con el homicida debía protegerse a la familia real. Frederick hizo una pausa para excusar a La Duquesa, que seguramente debía estar abatida.
- El dolor de la pérdida de mi esposo no habrá desaparecido mañana y esta noche tengo un deber con el reino y con Su Majestad. Como siempre, estoy a sus ordenes.– El Rey entonces sonrió con melancolía y agradecimiento, ella volvió a quedarse en silencio, resultaba evidente que escuchaba con atención a cada detalle.
- Me preocupa que este atentado pueda tener consecuencias...- Una sombra cruzó por la frente del Rey y dejó la oración en pausa...- Se debe doblar la seguridad de la Reina y mis hijos.- La mirada del soberano se fijó en sus capitanes, escudriñaba a cada uno. Un hombre como él no perdonaba con facilidad y esas tres cabezas corrían peligro, para el Rey ellos eran tan responsables de lo ocurrido como el mismo asesino. Holmes sabía que antes de convocar a la reunión el Rey había gritado y amenazado, y ahí estaban los tres hombres en cuyas manos residía la seguridad de la familia real. Él único que sostuvo la mirada del Rey fue Van Helsing.
- Permítame encargarme de eso, Su Majestad.
- Si me permite, Su Majestad, los tres hombres que están frente a nosotros son de mi absoluta confianza y pondría mi vida en sus manos.- Los tres a los que se aludía fijaron sus ojos en La Duquesa, una levísima reverencia fue su respuesta mientras ella siguió hablando.- Considerando que la familia siempre está en Palacio, me parece lo más lógico que sea en Van Helsing en quien se confíe su guarda.
El Rey había asentido y guardó silencio, resultaba imposible descifrar lo que su rostro reflejaba. Holmes creyó ver odio, rabia, culpa y algo más que se escapaba en ese instante a su entendimiento... pero la culpa era grande. El Rey, sintiéndose observado, fijó los ojos en Holmes con un aire de soberana arrogancia y continuó hablando, dio ordenes y amenazó con determinación. Pasada casi una hora, volvió a fijarse en Elle y suavizando sus modos se dirigió a ella.
- Debo pedirle ahora mi querida Duquesa que confíe en mis hombres. La necesito firme, Firepark la necesita firme.- Elle asintió y una lágrima surcó las níveas mejillas.- Querida debe descansar, nos espera una vida triste pero debemos afrontarla.
- Así será.- haciendo una reverencia se dirigió a la puerta.
- El Adiaŭ Fajro se hará en Palacio, le diré a la Reina que...
- Con todo respeto, el Adiaŭ Fajro se hará en Firepark como corresponde tras la muerte de su Señor.- La firmeza en la voz de La Duquesa no admitía contrario.- ... así ha sido siempre. Es lo que la tradición dicta y lo que Nicholas querría. Yo misma me haré cargo de todo y una vez que los hombres santos hayan preparado su cuerpo yo misma pienso llevarlo.- El Rey se había quedado con el rostro inexpresivo, pero no la contradijo.
Al pasar junto a Madame Xauen, la adivina murmuró “Banshee”; La Duquesa la miró de reojo y salió del salón. Al llegar al pasillo que conducía a las escaleras, Elle se apoyó en una puerta sintiendo que el aire se le acababa. "Te lo juro Nicholas, voy a cumplir con tus planes, voy a honrar tu memoria y... voy a protegerla de todo y de todos". Mrs.Tietjens había sido llamada a Palacio y esperaba a su Señora. La buena mujer había iniciado algunos preparativos para que todo fuera más fácil para La Duquesa; llegó al lado de Elle, en compañía de De Calderot que se había negado a marcharse de Palacio hasta estar segura que no era necesaria.
- Queridísima mía, debe descansar, son demasiadas cosas las que está afrontando.- La esposa de Di Franco sostenía su mano con tanta dulzura y había tanta sinceridad en su voz que por un instante Elle creyó que podría relajarse, pero no duró más que ese instante, ahora más que nunca debía estar alerta.
- Lo haré cuando Nicholas descanse en su amado Firepark y la cabeza de su asesino ruede a los pies del verdugo. Ahora es necesario arreglarlo todo para partir, debemos marchar a Piedra de Fuego lo antes posible.
- Por supuesto querida.- De Calderot sintió una extraña sensación recorrerle la espalda y vio con claridad la imagen que La Duquesa acababa de describir, y era como si la misma Elle fuera el verdugo.
Poco después volvió a encontrarse con Holmes, la relación entre ellos era extraña, cordial y tensa; dos fuerzas que se medían constantemente y que sabiendo el poder del otro no llegaban a enfrentarse. Entre ellos se había establecido una comunicación carente de palabras. Era muy poco usual que llegasen a hablar, a pesar que Sabine, la esposa de Holmes, lo había conocido en una época en la que él frecuentaba a Elle, antes de su boda con Nicholas. La Duquesa sentía un profundo respeto por las habilidades indiscutibles del Jefé del cuerpo de investigaciones del Reino, entre otras cosas, porque en esa lucha entre ambos, ella corría con ventaja. Holmes sabía que necesitaba de La Duquesa si quería llevar a buen puerto la investigación, mucho de lo que había visto esa noche le dejaba claro que no iba a ser nada fácil descubrir al asesino sin la cooperación del Rey y de la Corte. Hablaron un par de segundos aunque estuvieron juntos algunos minutos, él quería entrevistar a quienes estuvieron en el piso superior en durante el asesinato, pero uno de esos "quienes" era la princesa Cari y La Duquesa sugirió que lo mejor era dejar descansar la familia real. Otros de esos "quienes" eran el hombre más poderoso del reino y su invitado, mover las aguas y hacer cualquier cosa que no coincidiera con los deseos del Rey era peligroso, sumamente peligroso. Fassbender estaba hablando con Nefertari, que era sin lugar a dudas la más importante de todos y ahí estaba Holmes intentando leer en el rostro de La Duquesa sus intenciones; "Mañana" fue todo lo que ella necesito decirle.

Van Helsing había sido enviado por el Rey para que la escoltara a Peony Hall. Antes de subir a su carruje, estando segura que nadie podía escucharla, La Duquesa se volvió a Van Helsing.
- Es imperativo que la familia real cuente con protección.
- Ya todo está cubierto, se ha redoblado la vigilancia y yo mismo voy a estar cuidando que así sea.
- El pirata... es necesario controlar cada uno de sus movimientos, no es momento que algo más se salga de control. También están Lord Macfadyen y... él.- La mirada que Elle clavó en Van Helsing fue más explícita que cualquier nombre.
- Aramis estará a cargo de la seguridad del Lord y eso incluye a sus invitados. Te juro que nada va a pasarle.- El énfasis en el singular de la última palabra dicha por Van Helsing, logró tranquilizar a La Duquesa. Confiaba plenamente en Aramis y sobre todo en Gabriel, así que al menos en eso podía estar tranquila.
- Lo más importante ahora es que ella esté a salvo... todas hasta no estar seguros.
- Sabes que me juego la vida en eso. Cada una está resguardada por uno de mis hombres.
- Gabriel, necesito reunirme con el Jefe...
- ¡¿El Jefe?! Sabes que no recibe a nadie y que siempre se está moviendo.
- Va a recibirme. A estas alturas ya debe estar al tanto.
- ¿Y tu? ¿Crees que corras peligro?
- No lo se, no estoy segura de nada, pero no quiero correr riesgos. Dile a Sabine que si Holmes descubre algo te lo haga saber de inmediato.
En la oscuridad de los salones privados de Rey, Frederick estaba sumido en una desesperación inmensa, sólo la adivina lo acompañaba y como siempre, guardaba silencio.
- Bruja, ¿qué engaño es este? - tomándola de los brazos – ¿Dime por qué no me has advertido?
- No he leído nunca la suerte a tu hermano, cómo podría saber su futuro.
- ¿Quién ha sido? Es tu cabeza o la del criminal – su voz era grave y cualquier otro hubiera temido por su vida.
- ¿Cómo podría decirte lo que ignoro?
- ¿Para qué me sirves entonces? Mil veces maldita seas si has sabido algo de esto y te has quedado callada.
- Solo sirvo para que tu conciencia no olvide sus pecados... igual que ella; las dos somos el recordatorio de tus pecados...
- ¡Calla de una maldita vez, bruja del demonio! - La voz del Rey tenía un oscuro e iracundo matiz, pero Xauen no temía, nada le haría a ella, auque Frederick destruyera en Palacio.- Se te olvida que también tu tienes culpas...
- Son muchas y graves Mi Señor, pero nunca las olvido, vivo con ellas.- Xauen apartó la capa que cubría su cara, mostrando al Rey una profunda cicatriz que atravesaba un rostro que había sido muy hermoso.
- ¿Alguna vez vamos a dejar de pagar por nuestros pecados?
- Tan solo hemos comenzado a pagar por ellos y ya ves Mi Señor, siempre son los justos y los inocentes los que pagan. Sobre todo eso, los inocentes.
- ¡Calla! No te quiero escuchar hablar de eso una vez más. ¡Mi hermano ha muerto! ¿No lo entiendes? ¿Qué debo hacer?
- Lo he escuchado pedir justicia.
- ¿Puedo hacerlo bruja? ¿Puedo pedir justicia y no ver que soy yo quien paga sus culpas?
- Cuando la balanza se equilibre, cuando cada culpa haya sido reclamada, cuando el silencio no venga acompañado de fantasmas, cuando la hija vengue al padre y pague sus propias deudas, cuando el que ha muerto cumpla su meta, cuando la madre reclame la sangre de la hija, cuando el primogénito acepte su lugar, cuando los que han sido separados vuelvan a estar juntos, cuando ella elevándose entre todos por derecho propio restablezca la paz y una los dos orígenes, sólo entonces habrá justicia, los ojos que lloran tendrán paz, la mano que ejecuta encontrará consuelo, lo que fue, será, y el fuego lo habrá purificado todo.
- Dime algo que no me hayas dicho antes... ¿Para qué te pago? Quizá debería escuchar a Holmes y no a ti.
- Si ese es vuestro deseo – Madame Xauen se disponía a retirarse cuando el Rey la detuvo, su voz ya no era colérica, sino desesperada.
- Háblame entonces de ella, del pasado, no del futuro. Esta es una noche de fantasmas, recuérdame su rostro.
La noche pasaba lenta, las nubes ocultaban la luna y eran apenas distinguible un par de figuras que caminaban por el más antiguo barrio de la capital. Las puertas cerradas y la falta de vida en las calles era cosa habitual en ese lugar, muchas historias se contaban, la mayoría invenciones, otras tan ciertas como que Van Helsing escoltaba a La Duquesa  a un lugar que pocos habían visto, para hablar con un misterioso hombre. Todo había ocurrido tan de improvisto que era como si el mundo se hubiera detenido. Por fin podía respirar, en Palacio habían muchas personas preguntando si estaba bien, si podían ayudarla de alguna forma; ella necesitaba mantener la calma, pero al mismo tiempo sucumbir al espectáculo que se esperaba de ella y no podía darse ese lujo. Cada segundo era valioso, no podía derrumbarse, no podía llorar, debía saber que había pasado. Como nunca antes, necesitaba claridad en sus ideas.
Reencontrarse con Darcy la misma noche que su esposo había muerto la había aturdido. Recordaba los gritos, recordaba la opresión en el pecho y cómo sus pasos la había dirigido hasta el cuerpo de Nicholas, se recordaba a su lado, sosteniéndolo entre los brazos, intentando entender lo que sus ojos le decían. Sobre todo, recordaba su juramento. Repetía como secuencia inalterable cada detalle, procurando quitar la cortina de humo que parecía envolver sus sentidos. Recordaba las miradas, las manos que intentaban alejarla, la mirada esquiva del Rey mientras lloraba la muerte de su hermano. Las pistas estaban dispersas, pero estaban ahí y ella debía descifrarlas. Primero debía tranquilizarse o jamás lo lograría, habían demasiadas cosas que resultaban confusas y su mente no tenía el filo habitual. Necesitaba recordar y entender los ruidos al fondo, los aromas extraños, las miradas que veían algo o alguien más, Gabriel intentando contener a los invitados en el piso inferior, la Guardia Real moviéndose por todas partes. Lo único que dejaba de ser confuso era Holmes, con solo verlo supo que la venganza iba a llegar a sus manos; si alguien podía darle respuestas era él, luego, la cabeza se la daría Gabriel Van Helsing.

Era una calle oscura en la ciudad y ellos, cubiertos de negro, eran solo dos sombras. Esa era la única arma con la que contaba, nadie sabía nada sobre ella, nada sospechaban. Acarició el puñal que Van Helsing le había dado y sintió la calidez de la mano de su amigo. Al llegar al edificio se aseguraron una vez más que nadie los seguía, nadie excepto las sombras que caminaban cerca de ellos desde hacía poco más de dos cuadras; tres hombres de la Orden que cuidaban sus pasos. Al pasar por la puerta se cuidó de bajar el rostro para que la capucha continuara ocultándolo y solo dijo unas extrañas palabras, casi inaudibles, a quien los había recibido. Poco después los condujeron a un pasillo estrecho que los llevaba a una habitación a media luz. Una figura estaba junto a la chimenea, Gabriel inclinó el rostro con un saludo y se quedó afuera esperando a La Duquesa.

Poco más de una hora después, salían del edificio rodeando la ciudad, rumbo a Peony Hall. Elle tenía el rostro lívido cuando lo iluminaron los primeros rayos del sol. En la casa todo era penumbras, los empleados la esperaban en silencio; no quería compañía y se dirigió a sus habitaciones, pero Gabriel se opuso a marcharse a Palacio. Al entrar en la habitación se sentía derrotada, no entendía nada de lo ocurrido. El Jefe le había asegurado que La Orden no estaba involucrada y ella le creía, habían hecho planes que incluían a Nicholas y que se veían frustrados con su muerte. Puede que no les importara mucho la vida del Duque, pero si les importaba que todo ocurriera según sus designios. Se sentó en la cama y acarició los recuerdos. En ese mismo lugar, horas antes, se había entregado a la pasión de Nicholas y aun sentía las caricias en su cuerpo. Ella había querido quedarse más tiempo en la cama con él, pero el Duque tenía que hablar con el Rey cuando estuviera de buen humor, lo que era más probable que ocurriera en el baile. Nicholas le había prometido que al regresar iba a compensarla con creces, el recuerdo resultaba tan dulce como doloroso.

Elle siempre estaba alerta, había sido educada para ver más allá de lo aparente, para unir los puntos, pero se había encontrado con Darcy y todas sus alertas estaban aturdidas y no pensaba con claridad. La misma idea iba y venía en su cabeza. Tendría que haberle insistido para que regresaran a Peony Hall, pero quería hablar con Darcy una última vez, escucharlo decir su nombre, "... y el precio fue la vida de Nicholas". Aunque Darcy había estado cada día en sus pensamientos, a su manera había llegado a amar a Nicholas; había vivido a su lado, lo había conocido y tanto como le fue posible lo dejó conocerla. Lloraba su muerte y por primera vez en mucho tiempo se había quedado sin respuestas. Gabriel entró a la habitación y la encontró sentada en el piso, junto a la cama, con los ojos llenos de lágrimas. Se quedó a su lado abrazándola, igual que lo había hecho muchos años antes, antes de Owland, del Duque, en Londres, cuando ambos lloraban sus penas.
- No es tu culpa. No podías saber que algo así iba a ocurrir.
- Tenía que haberlo evitado, tenía que protegerlo... él era un buen hombre y no se merecía esto.
- Pequeña, no es más culpa tuya que mía y yo no acababa de enfrentar a un fantasma. ¿Hablaste con Darcy?
- Nada de eso importa ya Gabriel. Darcy... él es el pasado, una vida que no existe. El presente es esto. ¡Nicholas ha muerto! El hombre que hacía que todo doliera menos y me amaba con toda su alma murió entre mis brazos... Si yo no hubiera permitido que ver a Darcy me afectara tanto, si le hubiera dicho a Nicholas que él estaba ahí, si hubiéramos regresado a Peony Hall... - Sus sollozos callaron sus palabras y durante un largo rato lloró.- Voy a llevarlo a Firepark, a su Piedra de Fuego para el Adiaŭ Fajro y voy a honrar su memoria y a cumplir su última voluntad...- El Dragón Negro la escuchaba con dolor, eran muy parecidos y sabía que es casi imposible convencer de su inocencia a quien ya se ha juzgado culpable. Él tenía un deber con ella, más grande que La Orden misma.- Gabriel...
- Quien haya sido Elle... quien haya sido, voy a entregarte su cabeza.- Mientras la abrazaba, rozaba despacio el filo de  su espada.

4 comentarios:

  1. Hola ! que bonito está este capitulo ! Cuanta gente puede estar involucrada en este crimen ! Y por qué Xauen dice banshee cuando Elle pasa por su lado ??? ahhhhh! esa palabra me dejó pensando jjejej ;) Bueno, espero que pronto podamos enterarnos ! beso...
    Naty

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias... este capítulo ha sido el culpable de la lentitud de las entregas jajaja, ha pasado por tanta edición hasta que reflejara lo que quería que reflejase. Además tiene la clave del desenlace de todo... bastante encriptada jaja
      Banshee... hermosa y mística palabra, no?
      Besos Naty.

      Eliminar
  2. Ah, esto se pone muy emocionante, la verdad estoy sin pista de quién será el asesino, lo que si me da mucha pena la Duquesa, pobre la está pasando muy mal, me sorprendió su cercanía con Helsing.
    Lo otro es me rompo la cabeza descifrando que significará lo que dice Xauen, me da tantas ideas jaja, pero ya lo sabremos. Me gustó mucho el capítulo Coco, esperamos el siguiente con ansias jaja pero claro seremos pacientes. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Para entender lo que dijo Xauen hay que verlo todo por partes, como si fuera un rompecabezas y comenzar a unir piezas... ;)
      Gracias por pasarte y comentar.

      Eliminar