domingo, 30 de marzo de 2014

Capítulo 2 - Parte 5

Capítulo 2
Un baile en Palacio


Parte 5
Una triste despedida

Por Coco

Ilona fue en busca de Espronceda y el español la invito a bailar para poder hablar con ella. Le producía curiosidad el nerviosismo de la joven y no se le escapaba el rubor en sus mejillas cada vez que tomaba su mano. El hidalgo era un hombre de mundo y le halagaba profundamente ser el origen de ese nerviosismo.

Pasito-lado-al-frente-redoble-mano-vista-al-frente.
- Capitán Espronceda, es urgente que le diga algo – Rodea-cintura-mano-paso-espalda-saluda.
- Lo que usted desee hermosa criatura – Paso-al-frente-pasito-voltea-cambia-pareja-paso-salto-saltito-adelante-aplauso-regresa – Hay una dama que desea hablar con usted - Atrás-saltito-vista-al-frete-voltea-saluda – y es sumamente importante que sea esta misma noche. - Rodea-cintura-mano-paso-espalda-saluda - Va a esperarlo en la salita azul al lado de la biblioteca en el piso de arriba.
- Queridísima mía, ¿cómo se supone que voy a llegar al piso de arriba? - Pasito-lado-al-frente-redoble-mano-vista-al-frente.
- A la media noche en punto van a iniciar los juegos pirotécnicos. - Rodea-cintura-mano-paso-espalda-saluda.



Al terminar el baile, Espronceda besó con excesiva galantería la mano sin guante de Ilona, y el rojo en sus mejillas podría haber iniciado por sí solo la pirotecnia de esa noche. La joven se despidió nerviosa y se dirigió al grupo de La Duquesa, le dijo algo al oído y eso indujo a Espronceda a creer que era ella quien quería reunirse con él. Había pasado ya media noche y el baile era todo un éxito. Hubo un momento, sin embargo, al iniciar la pirotecnia, en que algunos de los invitados más importantes aprovecharon para dirigirse al piso superior de Palacio.  La Duquesa vio pasar a su esposo en compañía del Rey y no pudo menos que sonreír cuando Nicholas le guiñó el ojo.

La suerte estaba echada e importantes cosas habrían de suceder esa noche. Cari había llegado un poco antes al salón indicado y dejando una sola luz cerca de ella, esperaba -a disgusto- su encuentro con Espronceda. Escuchó la puerta y considero poco digno de la hija del Rey darle la cara al español, así que siguió de espaldas mientras iniciaba un discurso sumamente cuidado y altivo.
- Le agradeceré que me deje hablar primero, esta situación es sumamente desagradable y quiero asegurarme que todo quede aclarado de una buena vez. Supongo que no debo recordarle su posición y lo poco adecuado de sus acciones. La hija del Rey no debería ser objeto de su interés, además esa necedad de acercarse a ella a pesar de las diferencias es inconcebible.
- Cari... le suplico me perdone - La princesa sintió como si un rayo la atravesara al escuchar la voz de Lord Macfadyen a su espalda.- Mis sentimientos y atenciones hacia usted han sido muy claros y... considerando lo ocurrido en casa de su madrina, jamás se me ocurrió que mis atenciones no eran bien recibidas. Le aseguro que no volverá a suceder.

Cari lo veía con los ojos llenos de lágrimas pero él no podía verla. El tono de voz de Lord Macfadyen era indescifrable, cortesía estudiada, dolor e indignación. Su familia no tenía la corona pero la idea misma que alguien pudiera considerar que el que tuviera interés en la hija del Rey era "inconcebible, desagradable y poco adecuado", era más de lo que su orgullo podía soportar. Iba a abrir la puerta cuando sintió que Cari lo abrazaba por la espalda.
- Soy una idiota.- Su voz se entrecortaba por el llanto.- Nunca quise... le juro que no es así... no quiero que se marche.

A Macfadyen le quedaba claro que ella tenía completo dominio sobre él. La indignación, el orgullo herido habían desaparecido con su contacto. Giró despacio hasta envolverla entre sus brazos y secó con sus dedos las lágrimas de Cari. La luz era tenue, pero teniéndola pegada a él podía ver su rostro, ella se estiró y comenzó a besarlo. El Lord sabía que debía salir de ahí, que estaba en contra de toda prudencia responder a su beso, sin embargo, lo respondía con la misma intensidad. Sus brazos la apretaban a él, sus labios recorrían su cuello y por la apasionada forma en que la princesa respondía a sus caricias, ya no hubo vuelta atrás.

La Duquesa pasaba frente al Salón Azul cuando escuchó ruido dentro, iba a tocar la puerta cuando Espronceda llegó a su lado para preguntarle qué era eso que quería discutir con él. La Duquesa se sorprendió y como no tenía intención de hablar con él, respondió con un encantador: "Aun no ha llegado el momento para que hablemos". Espronceda sonrió desconcertado, galante y encantador y regresó al baile esperando poder aprovechar el entretenimiento para hablar con Hatty. La Duquesa se dirigió al Salón Persa, iba a enfrentar su pasado.

Tuvo que armarse de mucho valor para abrir la puerta, estaba segura que Darcy esperaba dentro. Pudo haber pedido a Ilona que le despidiera pidiéndole que fuera otro día, no tenía un motivo concreto para ser ella misma quien disculpara a Cara, tampoco estaba segura qué quería el Rey de él; y sin embargo, ahí estaba. Darcy la conocía, sabía quien era ella realmente, al menos tanto como ella misma podía saber. Entró al Salón cerrando tras sí, pero se quedó junto a la puerta incapaz de moverse. Darcy estaba junto a la ventana, las luces de los juegos pirotécnicos iluminaban su perfil y a Elle le pareció que se veía más apuesto que nunca, a pesar de no estar sonriendo y tener el entrecejo fruncido.

Se quedaron en silencio durante un rato muy largo. Él se había movido y la veía. Elle se acercó a él, intentando que las palabras salieran de su boca sin éxito. Mr. Darcy se acercó a ella, la miró fijamente a los ojos y tapó sus labios con la punta de sus dedos, luego retiró despacio un mechón que caía por el rostro de Elle, como había hecho tantas veces. Estaban tan cerca el uno del otro que casi podían escuchar sus latidos; Darcy, hacía mucho tiempo que había dejado de creer que volvería  a verla. Justo cuando iba a decir esa frase de perdón que los dos tanto necesitaban, se escucharon gritos.
La Duquesa se estremeció y salió de la habitación. Darcy caminaba tras ella, manteniendo la distancia. Cari y Lord Macfadyen recomponían sus ropas cuando escucharon a alguien pedir ayuda, Una mirada cómplice era todo lo que necesitaban compartir en ese instante; primero salió él y poco después Cari, que se encontró con Naty que temblaba como una hoja. Elle llegó hasta las escaleras que conectaban a la torre sur, Nefertari estaba junto al Duque que recostado en las escaleras tenía una herida cerca del corazón de la que manaba abundante sangre. El Rey llegó casi al mismo tiempo. Elle tomó la cabeza de su esposo y la recostó en su regazo. El Coronel Fassbender intentaba contener la sangre mientras Naty corría en busca del médico de Palacio.

El mundo se había detenido para La Duquesa, la única persona de la que era consiente yacía moribundo entre sus brazos, ella intentaba en vano preguntarle quién había sido, Nicholas repetía tan solo "Prométeme" y "Elle, mi Elle".
- Los dos vamos a hacerlo... todo va a estar bien.- La mirada lúgubre del médico se cruzó con la suya y sintió como si el piso bajo sus pies se convertía en arena movediza. La Duquesa besó a Nicholas y susurró a su oído "Te lo juro". Nicholas tomó la mano de su esposa y ella sintió como poco a poco perdía la fuerza. Cuando el médico confirmó al Rey que su hermano había muerto, ella ya lo sabía.
El reloj marcó la una de la mañana y el Rey, iracundo y desesperado ordenó que suspendieran la fiesta. Holmes no estaba de acuerdo por completo, consideraba oportuno primero investigar a los invitados, necesitaba ver como reaccionaban, era imprescindible hacer algo estando todo tan reciente.
- Holmes tiene razón.- La voz de La Duquesa sonaba tan clara como siempre, pero bastaba verla para notar que una tormenta se había desatado en su interior. Van Helsing era el único de los presentes que podía comprender sus acciones. Elle necesitaba retomar el control, no podía perder ningún momento, y no sólo por el asesino de Nicholas.

De Calderot, que charlaba con el Rey cuando Nefertari gritó pidiendo ayuda, intentaba consolar a La Duquesa, aunque no estaba muy segura de qué hacer. Elle y Holmes, veían a todos los que estaban ahí con sumo cuidado, ella se fijó en Darcy y se dio cuenta que si Holmes llegaba a saber que había estado con Darcy minutos antes, no tardaría en informarse, y La Duquesa no era una mujer que subestimara a Holmes en lo más mínimo. "Piensa, Elle, piensa". Holmes había tenido que atender al llamado del Rey y ella reparó en Cari y Lord Macfadyen. Estaban nerviosos, Cari tenía atado el lazo de su vestido sin mayor cuidado y algo en la forma en la que veía al par del reino resultaba revelador en demasía.
- Querida niña, no es conveniente que estés aquí.- Se había acercado a Cari y la forma en la que la veía hizo que Cari temblara creyéndose descubierta.- Habiendo pasado esto en Palacio, ha sido una bendición que Lord Macfadyen y su amigo... perdón, no recuerdo su nombre... pero que bueno que nos acompañaban cuando te desvaneciste. Será mejor que descanses.

La Duquesa abrazó a Cari como si buscara consuelo y acomodó de mejor manera el lazo. Una mirada bastó para que Lord Macfadyen comprendiera todo. El Rey ordenó a su adorada hija que bajara, para seguir el plan de Holmes era necesario controlar los rumores, además prefería que su niña adorada estuviera en un lugar abierto y lleno de guardias en ese momento. Frederick ordenó que llamaran a la adivina y el disgustó que eso generó en Holmes fue evidente, pero no era momento de decir algo; además, confiaba en que la romaní no metiera sus narices en la investigación.

Holmes observaba detenidamente a La Duquesa, había algo de desconcertante en su dolor, aunque le resultaba genuino, le parecía que algo estaba fuera de lugar, "Ya habrá tiempo de saber qué es". Elle guardaba silencio intentado entender qué había ocurrido, tenía la falda del vestido cubierta de sangre y sólo por eso sabía que no estaba soñando. Fassbender había acompañado a los caballeros para averiguar qué habían visto y Holmes hablaba con el Rey. El Rey también guardaba silencio, tenía el rostro descompuesto y veía la mancha de sangre a su alrededor. El ruido de los juegos pirotécnicos se había terminado y la música le resultaba altisonante. Una mirada a Holmes fue toda la autorización que se necesitaba. El Rey quería una cabeza e iba a conseguirla.

4 comentarios:

  1. Hay con Cari y Macfy que momento uff, esos dos desprenden pasión.
    Pues vamos al momento cúspide, me pregunto como va a avanzar esto, quién es el asesino, hay tantas cosas en el aire y tantos involucrados de una u otra manera, espero con ansias el nest chapert, gracias Coco.

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  2. Bueno, buenoooo, ¡que nos gusta un encuentro a escondidas! de esos que no te esperas pero no puedes más que desear... no me extraña que Cari y MacFadyen se dejen arrastrar por el momento!
    Y quién ha sido el que se ha cargado al duque? qué intriga! rodarán cabezas, de eso no hay duda... bueno es el rey, ¿estará a salvo Cari? me pierdo en esta vorágine de personajes que siempre le dan una vuelta más de tuerca a la historia! oleee! :)
    Besis!!!

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    1. Luego ella tan resuelta a arreglarle la vida a la hermana va y mete la pata... al menos tiene formas efectivas de resolver los malentedidos. La niña entendida si es jajaja
      En la versión editada ya son menos personajes jajaja, pero sí, yo misma me pierdo.
      Gracias por pasarte =)

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